“La falta de una financiación pública adecuada para I+D+i, unida a ciertas trabas burocráticas, y la falta de empresas de capital de riesgo dificultan la innovación y el traslado los avances a los pacientes”, explica el Dr. Xosé Bustelo, presidente de ASEICA.

“En los últimos años hemos tenido grandes avances en la investigación en cáncer con un gran impacto en el tratamiento de muchos tumores, pese a ello en este ámbito queda mucho por hacer todavía con muchas preguntas por contestar. Hay que ser cautos porque a veces hay unas expectativas que no se cumplen”, advierte la presidenta de SEOM, Dra. Ruth Vera.

En el periodo 2012-2017, Francia ha dedicado 120 millones de euros a la promoción de ensayos clínicos independientes, sustentados con programas de obtención de financiación pública. España, sólo 300.000 euros.

 

 

 

 

A pesar de que hoy en día los avances científicos se trasladan más rápido que nunca a los pacientes con cáncer y que los tiempos de espera a nuevos tratamientos se han reducido notablemente, todavía hay que esperar entre diez y quince años hasta que un descubrimiento realizado en un laboratorio básico se pueda trasladar a los pacientes con cáncer.

Así lo han valorado la Asociación Española de Investigación sobre Cáncer (ASEICA) y la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) con motivo del Día de la Innovación en Cáncer, cita en la que ambas entidades han alertado de los problemas a los que se enfrentan oncólogos e investigadores para hacer llegar la innovación en cáncer a la sociedad, facilitado las últimas cifras sobre el estado de la investigación oncológica en España, el número de ensayos clínicos y la situación frente a otros países europeos.

En rueda de prensa, el presidente de ASEICA, Dr. Xosé Bustelo, y la presidenta de SEOM, Dra. Ruth Vera, han coincidido en señalar la necesidad de impulsar la innovación y mejorar las condiciones de la investigación en cáncer para acelerar aún más la traslación de los avances científicos a los pacientes.

La gran pregunta es cuánto tiempo tarda la investigación básica en trasladarse al paciente. “La escasa financiación en investigación en cáncer, junto con ciertas trabas burocráticas, limitan la transferencia de los hallazgos en investigación oncológica al ámbito clínico, lo que repercute negativamente en los tratamientos y seguimiento en pacientes. Los científicos patentarían más si hubiese una financiación pública adecuada en I+D+i, menos burocracia y mayor colaboración entre investigadores básicos y clínicos”, ha explicado el Dr. Bustelo.

Hay tiempos que difícilmente se podrán acortar que son los relacionados con el testado en pacientes para comprobar si funcionan y si son seguros. Sin embargo, hay otras etapas que sí se podrían abreviar a través de más investigación e innovación. Por ejemplo, el desarrollo del Big Data nos permitirá identificar más rápidamente que dianas o combinaciones de dianas terapéuticas podrían ser las más interesantes así como la de predecir qué fenómenos de resistencia serían los más probables en respuesta a dichos tratamientos. También se pueden acortar los tiempos de dedicados al rastreo de nuevos fármacos, su optimización química posterior y en la determinación de las vías de administración más adecuadas”, ha señalado Bustelo. Existe margen de mejora también en el diseño y tipo de información que se podría obtener de los propios ensayos clínicos para identificar los mejores protocolos clínicos de tratamiento y los grupos de pacientes que responden a los mismos. Aunque hay camino por recorrer, la investigación está ya consiguiendo acortar dichos tiempos.

Para la Dra. Ruth Vera, “en los últimos años hemos tenido grandes avances en la investigación en cáncer con un gran impacto en el tratamiento de muchos tumores, pese a ello en este ámbito queda mucho por hacer todavía con muchas preguntas por contestar. Hay que ser cautos porque a veces hay unas expectativas que no se cumplen”.

Según ha destacado la presidenta de SEOM, “la investigación en cáncer es importante porque va vinculada a una mejor atención a los pacientes y a una mayor supervivencia. Todo lo que aporte conocimiento al cáncer desde un punto de vista básico servirá para conocer mejor la enfermedad, definir nuevas estrategias de prevención y de diagnóstico, y poder desarrollar nuevos tratamientos. Participar en los ensayos clínicos es un beneficio para los pacientes”.

El progreso en cáncer, en gran medida, viene por la realización de ensayos clínicos. El tratamiento estándar que podemos utilizar hoy en un paciente fue el ensayo clínico en el que otros pacientes participaron en el pasado y gracias a ellos se produce un avance. Actualmente en España hay más de 800 ensayos clínicos con reclutamiento activo, lo que indica una alta implicación de nuestros investigadores. Como aspecto más negativo, la gran mayoría de los estudios han sido financiados por la industria. Esto implica una fuerte inversión en nuevos fármacos que es importante, pero debería estar más balanceado con estudios académicos que respondan a preguntas necesarias y fundamentales para los pacientes”, ha planteado la Dra. Vera.

Con la intención de explicar de una manera divulgativa cómo es el proceso de la investigación que se inicia en el laboratorio y culmina con la investigación clínica en la aplicación de los hallazgos en los pacientes con cáncer, ASEICA y SEOM han lanzado el vídeo “Investigación básica, clínica y traslacional: del laboratorio al paciente”, que contribuirá a que la sociedad conozca las diferentes fases que lleva aparejado el trabajo científico aplicado a la Oncología y sus plazos de ejecución. Además, se ha habilitado la página web https://seom.org/innovacionencancer/ donde se podrá consultar todo el material sobre las acciones organizadas por ASEICA y SEOM con motivo del Día de la Innovación en Cáncer.

La investigación oncológica en España: innovación y ensayos

Si analizamos el panorama europeo de la innovación relacionada con biomedicina observamos grandes diferencias entre los países. Europa cuenta con alrededor de 400 startups relacionadas con biomedicina distribuidas en 16 países, si bien existen desigualdades entre las diferentes regiones. En términos absolutos, España se sitúa en las últimas posiciones en cuanto a número de startups de biomedicina, con 25 iniciativas en este campo, mientras que Francia (51), Alemania (31) y Reino Unido (129) superan ampliamente a nuestro país.

Además, la actividad financiera de las startups en Europa también revela desigualdades entre países. Estas diferencias se basan principalmente en el presupuesto público destinado a investigación y desarrollo. Según datos de la Comisión Europea, países como Suecia, Austria o Dinamarca invierten alrededor del 3,3% de su PIB, mientras que España se sitúa a la cola del gasto público en investigación con un 1,2% del PIB, junto con países como Polonia o Portugal.

Lamentablemente, España no ocupa buenas posiciones ni en financiación de la innovación, ni en la actividad en patentes de biomedicina ni en el número de startups”, ha indicado el presidente de ASEICA. Todo ello, según un trabajo recientemente publicado por Nature Biotechnology, tiene un común denominador: la falta de buena financiación en I+D+i de nuestro país, la principal causa que lastra el progreso en esta materia. Tampoco ayuda la falta de empresas de capital riesgo dedicadas específicamente al ámbito biomédico en nuestro país.

Además, en nuestro país existe una atomización institucional que supone una desventaja estructural respecto al modelo implantado en el extranjero, lo que provoca que los fondos europeos para investigación en cáncer en instituciones españolas se dispersen más. “El sistema se encuentra con muchos problemas para innovar y trasladar los resultados a la sociedad. Es importante establecer instrumentos de financiación de ensayos clínicos promovidos por actores locales, apoyando oficinas, iniciativas y redes de colaboración público-privada en el ecosistema”, según Bustelo.

Menor independencia

Otro problema es que la gran mayoría de ensayos clínicos se realizan en asociación con empresas biofarmacéuticas. “Esto no pasa en otros países donde existen muchos más ensayos iniciados directamente por los investigadores. Esta situación se asocia, nuevamente, con la falta de financiación pública. Por poner un ejemplo, mientras que Francia ha dedicado 120 millones de euros durante el periodo 2012-2017 a la promoción de ensayos clínicos independientes, sustentados con programas de obtención de financiación pública de concurrencia competitiva, España ha invertido durante este mismo periodo 43 veces menos (300.000 euros)”, ha lamentado Bustelo.

En este sentido, la Dra. Vera ha remarcado que “la investigación mediante ensayos clínicos, además de aumentar las posibilidades de tratamientos para los pacientes, supone un ahorro importante para el Sistema Nacional de Salud”.