- En su opinión, ¿en qué dirección avanza la investigación oncológica en España?
La investigación de nuevos fármacos contra el cáncer se ha incrementado progresivamente en los últimos años, en paralelo con los avances en el profundo conocimiento de la biología y de las características moleculares de los tumores. Estos avances han permitido identificar dianas moleculares que pueden ser atacadas eficazmente con fármacos. No solamente hay nuevos y mejores fármacos para tumores para los que ya existía tratamiento, sino que se están desarrollando medicamentos para otros tumores que carecían de terapias eficaces. Es de esperar que el flujo de comercialización de nuevos fármacos antitumorales continúe en el futuro. Este progreso es posible gracias al esfuerzo de muchos profesionales, incluyendo los investigadores básicos que promueven el avance en el conocimiento de la biología molecular del cáncer, la industria farmacéutica, imprescindible para sintetizar, descubrir nuevos fármacos y aportar los recursos económicos necesarios para promover su costoso desarrollo, las autoridades sanitarias que establecen un marco de investigación seguro para los pacientes, los centros sanitarios de excelencia, los investigadores clínicos y los grupos cooperativos de investigación clínica que realizan los ensayos clínicos que proporcionarán la prueba definitiva de la eficacia de los fármacos y los pacientes como eje central que participan en dichos ensayos.
- Desde el punto de vista de la investigación oncológica, ¿qué medidas son las que más urgen?
En nuestro país es fundamental continuar potenciando la investigación básica y translacional, que generan las bases biológicas para el desarrollo de nuevos tratamientos para el cáncer. En lo que se refiere a la investigación clínica promovida por la industria farmacéutica, es también fundamental consolidar una red de hospitales españoles dotados de una infraestructura eficiente para la implementación de ensayos clínicos, ya que este es un campo altamente competitivo a nivel internacional. Solo los servicios de Oncología Médica que ofrezcan un rendimiento competitivo en términos de rapidez de aprobación de ensayos, reclutamiento adecuado de pacientes, generación de datos en tiempo real y gran calidad de datos tendrán acceso en el futuro a los ensayos clínicos más atractivos. En general, la investigación clínica promovida por la industria y la investigación traslacional en Oncología gozan de buena salud en nuestro país, aunque tenemos una asignatura pendiente: la financiación de estudios puramente académicos. Estos estudios tradicionalmente han contestado a preguntas muy relevantes para los pacientes que no eran del interés para la industria farmacéutica, pero en el momento actual son inviables en nuestro país. La reciente legislación contempla una normativa para dichos estudios, esencialmente denominados de bajo nivel de intervención por incluir medicamentos ya comercializados y de perfil de seguridad ya conocido, pero esto puede ser papel mojado si no se afronta el problema de su financiación.
- ¿Cómo piensa que se puede mejorar la financiación de la investigación oncológica en nuestro país?
A nivel de la investigación promovida por la industria farmacéutica, en España existen hoy expertos reconocidos internacionalmente que lideran investigaciones internacionales y asesoran a las compañías privadas. España ocupa un lugar destacado en la realización de ensayos clínicos desarrollados en distintos países y en investigaciones traslacionales promocionadas o apoyadas por la industria. Sin embargo aún estamos lejos de los países anglosajones y otros países europeos en cuanto a la financiación de investigación independiente mediante fondos públicos o privados.
La investigación española precisa de un cambio legislativo que favorezca fiscalmente el mecenazgo privado si queremos que pueda competir con los países en que este mecenazgo es estimulado. Las donaciones a entidades no lucrativas en muchos casos cubren lagunas que la administración pública no puede cubrir, por lo que además de generar un valor indiscutible para el país puede suponer un notable ahorro de costes a la administración. Tenemos un ejemplo reciente muy elocuente en las cuantiosas donaciones para la compra de tecnología diagnóstica y terapéutica que la fundación Amancio Ortega ha realizado recientemente para los hospitales públicos de varias comunidades autónomas. El rol del mecenazgo privado lo han entendido muy bien muchos países occidentales, pero al parecer no ha calado aun en la mentalidad de nuestros gobernantes. Precisamente la falta de financiación nos obliga a tener aparcados varios proyectos académicos de investigación muy relevantes para los pacientes pero inviables en el modelo español actual, que no contempla cómo financiarlos. Ésta es una necesidad no cubierta en nuestra sociedad para la que actualmente no vemos otras salidas que el mecenazgo privado. La continuidad de la investigación clínica de excelencia depende de un cambio legislativo en la práctica del mecenazgo privado que nos acerque a los países de nuestro entorno y nos permita ser competitivos en este campo.
- ¿Cómo cree que se puede avanzar en la integración de la investigación básica y la investigación clínica?
La Oncología Médica ha realizado la gran mayoría de los estudios de investigación clínica y traslacional que han permitido la importante mejora de los resultados del tratamiento de los diversos cánceres durante las últimas tres décadas, y por tanto ha contribuido de manera muy relevante a la mejora del conocimiento y manejo del cáncer. Sin embargo, la gran mayoría de los avances clínicos relevantes que se han producido en la terapia del cáncer proceden de la investigación básica. Una de las mejoras pendientes en la investigación integral del cáncer es la adecuada interconexión de los centros de investigación básica con las unidades clínicas. Aunque se han producido avances en las relaciones entre básicos y clínicos, y la administración ha intentado favorecerla a través de las redes de cáncer, aun sigue existiendo una brecha entre el desarrollo de las líneas de investigación básicas y la clínica. Es imperiosa una reflexión de clínicos y básicos para buscar fórmulas de integración más eficientes, obviando absurdos protagonismos o egos que en el pasado han frenado dicha integración. Cada una de las partes tiene sus valores indiscutibles y el trabajo conjunto beneficiaría a ambas partes y, finalmente, a los pacientes oncológicos. Este es un problema que no existe sólo en la Oncología sino que podría extenderse a otras disciplinas de la medicina y que necesita una solución.
Tradicionalmente, la formación en Oncología Médica estaba concebida para el aprendizaje en un desarrollo profesional fundamentalmente clínico. Siendo esta formación imprescindible, en los últimos años se ha hecho hincapié en la formación adicional en investigación, tanto clínica como básica y traslacional, aspectos que ya son parte integral del quehacer diario del oncólogo médico. De hecho, la ampliación de la residencia en Oncología Médica a un quinto año tiene como fin fundamental la formación de los residentes en estos campos.
- ¿En qué tipos de cáncer vamos a encontrar los mayores avances en los próximos años?
Esta es una predicción difícil de realizar. Usualmente, los tumores más prevalentes tienen ventaja para el desarrollo de nuevos fármacos a causa de la facilidad para incluir rápidamente pacientes en ensayos clínicos. Hace tan sólo unos años parecía difícil anticipar los avances que se iban a producir en neoplasias de mal pronóstico, como el melanoma metastásico y el cáncer de pulmón, neoplasias en las que hemos asistido a avances espectaculares gracias a la irrupción de la inmunoterapia. Los límites de aplicación de terapias inmunes aún no han sido establecidos y es posible que, además de los tumores en los que ha demostrado gran eficacia, como en el melanoma o cáncer de pulmón, otros más se beneficien también, de forma aislada o en múltiples combinaciones con tratamientos tradicionales o nuevas terapias dirigidas.