Hablamos con Guadalupe Sabio, directora de un grupo de investigación en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) del Instituto Carlos III de Madrid y destacada miembro de ASEICA.
Licenciada en Veterinaria por la Universidad de Extremadura y doctora en la UEx en colaboración con el British Medical Research Council en Dundee (Escocia), sus estudios se centran en entender factores que aparecen en las personas obesas como la alteración de la grasa, la desregulación de los relojes internos y el estrés celular. Además, su investigación demuestra que la mayor predisposición a desarrollar cáncer en hombres que en mujeres podría ser debida a las diferencias en la producción de hormonas por parte del tejido graso.
Cuéntanos brevemente tu trayectoria profesional y una frase con la que todos podamos entender el área de investigación en la que trabajas actualmente.
Estudié veterinaria en Cáceres y después me fui a Escocia a trabajar al laboratorio de Ana Cuenda, donde hice la tesis doctoral sobre el papel que tenían las quinasas de P38 gama y delta y sus posibles sustratos. Al terminar, se acababan de descubrir otras quinasas del estrés que se activaban durante la obesidad, por lo que acudí al laboratorio de Roger Davis para observar qué función tenían en el desarrollo de la obesidad y de la diabetes.
En 2011 volví a España y me instalé en el CNIC, donde actualmente tengo mi laboratorio. En él estudiamos cómo las quinasas controlan la obesidad y la enfermedad asociada no sólo con diabetes sino también con el hígado graso, cáncer hepático y enfermedades cardiovasculares. Durante los últimos años también he estado estudiando otros factores que podrían afectar al desarrollo de enfermedades asociadas a la obesidad como los cambios en nuestros relojes biológicos y las alteraciones mitocondriales. En definitiva, mi línea de investigación es intentar descifrar cuáles son los mecanismos moleculares que controlan la vinculación de la obesidad con otras enfermedades.
“La investigación te da la oportunidad de entender lo que te rodea”
¿Cómo surge tu vocación por la investigación y el tratamiento a pacientes? ¿Y por qué finalmente en cáncer, viniendo de Veterinaria? ¿Te has inspirado en alguien para ser científica?
Desde pequeña me ha gustado la investigación, mi padre era químico y me atraía eso de saber cómo era un laboratorio. Pero hasta segundo de carrera no tuve la oportunidad de poder entrar en un laboratorio de verdad. Y me encantó. Era como hacerte una pregunta y contestártela tú misma. La investigación te da la oportunidad de entender lo que te rodea. Y, en el caso del cáncer, es una enfermedad muy compleja en la que afectan muchísimos factores y que todavía sabemos muy poco de ella. Creo que uno de los grandes retos del siglo XXI es intentar encontrar más terapias para el cáncer. Mucha gente me ha ido inspirando a lo largo de mi trayectoria, por ejemplo, mi directora de tesis Ana Cuenda, mi director de postdoc Roger Davis y otros investigadores con los que he ido compartiendo proyectos. Es un compendio de mucha gente.
Recientemente has sido galardonada con el Premio de Investigación de la Fundación Dr. Antoni Esteve y con el premio de la Fundación Banco Sabadell a la Investigación Biomédica. ¿Qué suponen estos reconocimientos?
Suponen un gran honor, pero también un poco de vértigo. Aunque son reconocimientos personales, no se deben a una labor personal. Ambos reconocimientos tienen detrás a todos los científicos del laboratorio, que son los que han hecho realmente posible que esos reconocimientos sucedieran. Todavía tenemos la impresión de que la ciencia es unipersonal, pero tenemos que quitar esa barrera y empezar a desmontar ese mito y a darnos cuenta de que realmente la ciencia se consigue con la colaboración de los equipos, de mucha gente. En mi laboratorio somos 14 personas y cada uno de esos premios tiene un poquito de cada una de esas personas. Muchos de esos premios no solo tienen detrás a mi laboratorio, sino también a colaboradores que nos han ayudado, a médicos que han colaborado en nuestra investigación: de la Universidad de Salamanca, de CIMUS… En cada uno de los proyectos que salen adelante, detrás hay muchísima gente que ha trabajado muy duro.
“Hay que desmontar el mito de que la ciencia es unipersonal, se consigue con la colaboración de muchos equipos”
ASEICA se está caracterizando por reivindicar soluciones de urgencia para un sistema científico español que está en riesgo debido, entre otras causas, a un déficit de inversión pública en I+D+i. ¿Compartes esta visión? ¿Qué mejorarías de la carrera científica?
La comparto completamente, creo que el sistema español lleva muchos años de deficiencia y de recortes que hace que los jóvenes investigadores no vean un futuro en su carrera. Eso no solo crea malestar, sino apatía porque al final si los jóvenes, que son los que deberían tener toda la ilusión, la creatividad y la curiosidad, están pensando en qué van a hacer luego, cuando se les acabe la beca… A pesar de la pandemia y todo lo que se ha hablado de que era importante la ciencia, muy importante no parece que sea. Hemos ido a la cola en la salida de esta crisis porque en España faltaba reactivo: si tu no inviertes en ciencia básica, si tu no tienes suficientes laboratorios, los laboratorios privados tampoco se instalan en tu país. Nosotros dependíamos de reactivos que venían de Alemania, de Francia…
“La deficiencia del sistema español hace que muchos jóvenes investigadores no vean un futuro en su carrera”
¿Valora suficientemente la sociedad la figura del investigador? ¿Crees que el paciente o sus familiares son conscientes de los esfuerzos que hacen cada día investigadores y oncólogos?
Creo que sí que lo valoran, pero no somos capaces de enseñar o de transmitir que la ciencia no es algo inmediato. Se valora, pero se quiere la inmediatez y la ciencia no es inmediata, necesita tiempo. Hay que transmitir que la ciencia necesita tranquilidad para poder investigar porque el científico debe de tener una serie de grados de libertad para poder desarrollarse concretamente y tener ideas creativas, ideas que revolucionen realmente la ciencia y que nos hagan progresar. El sistema en el que cada tres años te evalúan, cada tres años te piden un proyecto… Es un sistema demasiado cortoplacista. Todavía nos queda mucho por educar, por transmitir cómo se hace realmente la ciencia y explicar que hay diferentes tipos de ciencia.
“La ciencia se valora, pero se le pide inmediatez cuando necesita tiempo. Si comparas resultado e inversión creo que los que han conseguido los científicos españoles con la vacuna contra el COVID-19 es impresionante”
Destácanos un avance que te haya llamado la atención en el último año. Y un científico o equipo de investigadores.
La capacidad que ha tenido la comunidad científica para desarrollar vacunas en un tiempo récord. Creo que el hecho de que se hayan desarrollado las vacuna en tan poco tiempo se debe también a que había raíces de apuesta por la investigación básica, por intentar facilitar esa interacción científico-empresa que a veces demonizamos tanto. Se ha demostrado que cuando se trabaja codo con codo se pueden conseguir cosas que parecen increíbles. O sea, si hace un año a mi me preguntan si iba a ser tan rápido yo creo que hubiera dicho que no. Que por lo menos un año y medio. Y creo que no le quitaría el valor a ninguno de ellos. Por eso que te digo no nombraría a uno, sino a todos ellos como equipo por haber conseguido algo impresionante y también a los científicos españoles que están a punto de conseguir la vacuna española y que creo que demuestra el potencial que tiene España y que deberíamos invertir en ellos. Si comparas resultado e inversión en ambos casos creo que los que han conseguido los científicos españoles es impresionante.
¿Qué mensaje lanzarías a los jóvenes investigadores que quieren dedicarse al área oncológica?
Pues que se animen a ello, que intenten moverse, que intenten ir a diferentes laboratorios para ver diferentes puntos de vista… Durante la carrera y durante los veranos tienen que ser muy proactivos, no esperar a que alguien les llame sino a moverse y hacer todas las prácticas posibles para encontrar un buen laboratorio donde hacer la tesis y hallar un buen mentor, que cuando empiezas es clave. No solo te enseña a investigar, te enseña a pensar y a razonar. Cada estudiante tiene que encontrar cuál es su nicho y dónde se encuentra cómodo.
En España demonizamos un poco que los estudiantes puedan cambiar y creo que es un error grave. Es como si demonizáramos que cambiaran de novio. No tiene por qué ser el primer laboratorio en el que encuentras que se está haciendo lo que quieres investigar. Tu tesis va a marcar el resto de tu carrera científica, por lo que no pasa nada porque a los tres meses te des cuenta de que te equivocaste y era mejor otro laboratorio. En el sistema inglés, por ejemplo, pasan tres meses en diversos laboratorios y después eligen uno. Nuestro sistema es mucho más directo y eso hace que a veces no funcione.
“Uno de los grandes retos del siglo XXI es intentar encontrar más terapias para el cáncer. Vamos hacia un tratamiento más personalizado del cáncer en el que seremos capaces de estratificarlo”
Dentro de 10 años, ¿dónde crees que estaremos en la carrera frente al cáncer? ¿Cómo vivirá un paciente la enfermedad en la próxima década?
Creo que vamos hacia un tratamiento más personalizado en el que quizás seremos capaces de diferenciarlos mejor. Ahora llamamos a los cánceres en función de su localización, por el tipo de órgano donde aparecen, y yo creo que poco a poco vamos a ir modificándolo. Conforme aprendamos más de otros tipos de cáncer seremos capaces de estratificarlo y tener una medicina un poco más personalizada, un poco más dirigida y, por tanto, más efectiva y con menos efectos secundarios.