Entrevistamos al presidente de ASEICA, Xosé Bustelo, sobre el trato que a su juicio ha recibido la Ciencia durante esta etapa de confinamiento y del frenazo que esto puede suponer en el avance científico frente al cáncer

 

En las últimas semanas, varios científicos están alzando la voz por el retraso que está suponiendo la pandemia en la investigación científica, con laboratorios cerrados y los profesionales en casa. En el caso de ASEICA, ¿qué está suponiendo? ¿Qué proyectos han tenido que frenar y qué impacto tiene este en las investigaciones que llevan a cabo?

ASEICA es una sociedad científica y, por tanto, no ha sido afectada en cuanto a tareas de investigación. Sí ha afectado, obviamente, a nuestras actividades como sociedad como han sido la realización de actos y eventos científicos. Por ejemplo, hemos tenido que suspender el Día de la Innovación en Oncología, un acto que organizamos anualmente en colaboración con la Sociedad de Oncología Médica (SEOM), así como otros actos de formación llevados a cabo por nuestras secciones ASEICA-Joven y ASEICA-Mujer. También estamos pensando ya en realizar nuestro congreso bianual de forma virtual a finales de año. En este sentido, a pesar de que obviamente es una pena que se suspendan este tipo de actividades científicas, sí creo que es racional que se aplacen. En estos momentos no tiene sentido que se hagan reuniones con números elevados de personas ya que elevaría enormemente el riesgo de diseminación del virus entre los propios asistentes y, posteriormente, entre diversas zonas de España. Son medidas que nos afectan, pero que son inevitables desde un punto de vista biosanitario y de protección social.

Dicho esto, donde está afectando seriamente esta situación es a los miembros de nuestra Asociación, al ser la mayoría de ellos investigadores preclínicos y clínicos en cáncer. Las líneas de investigación han estado paralizadas durante todo este tiempo y, lo que es más grave, costará tiempo volver a alcanzar la velocidad de crucero otra vez: habrá que volver a recuperar reactivos biológicos, ampliar colonias de modelos animales para cáncer, etc. Creo que, en general, se puede estimar un retraso de entre 5 o 6 meses como consecuencia de esta parada. Para nuestros miembros más jóvenes, esto supone también un serio impedimento en sus carreras científicas, al perder meses de tiempo vitales en su formación científica.

No niego que, en las primeras fases del pico de infección, esta parada sí fuese necesaria. Lo que dudo más es que, desde al menos mes y medio, no se pudiese haber habido una desescalada progresiva en los centros de investigación del país. Obviamente, esto tiene que hacerse con altos criterios de seguridad, como implementación de turnos de trabajo, distancias interpersonales apropiadas, protección con mascarillas y pantallas, etc., pero eso es algo que justamente los científicos estamos preparados para hacer de forma cuasi rutinaria.

Afortunadamente, al menos sí que podemos decir que, por fin, esto ya se está poniendo en acción. En el Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca, por ejemplo, acabamos de abrir justo esta semana. Pero el tiempo perdido tardará tiempo en recuperarse.

Tenía que haber habido una desescalada progresiva en los centros de investigación del país mucho antes. Obviamente, con altos criterios de seguridad, como implementación de turnos de trabajo, distancias interpersonales apropiadas

¿Podría darme algún detalle concreto de aspectos o puntos de la investigación que haya que retomar desde su inicio a causa de este parón? ¿Se puede contabilizar la pérdida en tiempo, en dinero o en coste humano desde el punto de vista profesional?

Ha habido sitios en donde se han tenido que sacrificar bastantes modelos animales de experimentación en cáncer. Esto tardará meses en volverse a rescatar. Ha existido también problemas en pérdida de puntos concretos asociados a experimentos de larga duración, lo que es el tiempo habitual que duran muchos estudios de cáncer. Muchos ensayos clínicos se han retrasado también como consecuencia de la situación de los hospitales en estos últimos meses. Hay cosas que quizá no se pudieron evitar por culpa de la crisis sanitaria que hemos sufrido, como por ejemplo el caso de los ensayos clínicos, pero la mayoría de los casos que he mencionado anteriormente podrían haber tenido una afectación menor si hubiésemos podido mantener las líneas de trabajo a lo largo de estos meses.

 

La realidad ha puesto de manifiesto la importancia de la ciencia en el mundo, ¿no es paradójico que no reciba la atención que merece desde los gobiernos?

Sí, creo que esta ha sido una demostración clara de lo importante que es la ciencia y la tecnología para un país, no solo en cuanto al desarrollo de mejores diagnósticos y tratamientos sino también en cuanto a capacidad de producir productos que permitan la implementación de los mismos. Y, lamentablemente, también ha retratado el estado de desatención que el sistema de I+D+i en nuestro país durante estos últimos años. Esperemos que, en el futuro, nos acordemos de Santa Bárbara también cuando no truene. La investigación y la tecnología no son un lujo: es necesario para afrontar los retos biosanitarios a los que nos enfrentamos y, también, la única forma de tener una economía competitiva y de alto valor añadido.

La investigación y la tecnología no son un lujo: es necesario para afrontar los retos biosanitarios a los que nos enfrentamos y, también, la única forma de tener una economía competitiva y de alto valor añadido

¿Cómo está afectando, en general, a la investigación oncológica y qué impacto tiene en la población, teniendo en cuenta el número de cánceres que se detectan a diario?

La investigación oncológica, como todas las demás, ha sufrido durante este periodo en la línea que he apuntado en mis contestaciones previas. Quizá más que en algunos otros campos, puesto que habitualmente implica la realización de investigaciones que son muy largas en el tiempo. Sin embargo, lo pasado pasado está. Lo importante ahora es focalizarse en el futuro. Y ahí puede haber varios riesgos: que volvamos a desatender nuevamente a la ciencia por culpa de la crisis económica que se nos avecina o que se decida poner todos los huevos de la financiación en la cesta de la Covid-19 en vez de en enfermedades tan prevalentes en España como es el cáncer. No nos olvidemos que, en nuestro país, perdemos cada año a 130.000 de nuestros conciudadanos por culpa del cáncer. Esperemos que la situación que hemos vivido permita abrir los ojos a nuestros gobernantes, los nacionales y los autonómicos, y que, por fin, apostemos de forma fuerte y estable por un sector de I+D+i fuerte en los próximos años. Y no me gustaría que se considerase una postura corporativista: sí creo que la investigación en cáncer es importante, obviamente, pero honestamente creo que España tiene que apostar por todos los ámbitos científicos si queremos tirar para adelante con mejores herramientas económicas de las que poseemos en estos momentos.

En cuanto a los pacientes, me gustaría mandarles un mensaje de tranquilidad. Hemos pasado tiempos difíciles, pero ahora es el momento de volver a la rutina normal desde el punto de vista asistencial. Y, a largo plazo, seguimos con el reto que todos los oncólogos y sociedades de pacientes nos hemos puesto para los próximos diez años: aumentar las tasas de supervivencia en cáncer del 55% actual al 70%. Pero, sí, para eso necesitaremos también una apuesta fuerte por la ciencia y la tecnología en los años venideros.

Me gustaría mandar un mensaje de tranquilidad a los pacientes. Hemos pasado tiempos difíciles, pero ahora es el momento de volver a la rutina normal desde el punto de vista asistencial

¿Qué retos tiene ASEICA por delante?

Nosotros seguimos apostando por la investigación en cáncer. Estamos haciendo especial énfasis en el asesoramiento, formación e impulso de las generaciones más jóvenes de oncólogos del país así como favorecer medidas que permitan romper el techo de cristal de las oncólogas que todavía existe en nuestro campo. Y también aspiramos a modelar a los investigadores oncólogos del futuro para conseguir una integración cada vez más fluida y sinérgica entre la investigación básica, traslacional y clínica sobre el cáncer en nuestro país. Solo así podremos obtener resultados rápidos que puedan ser trasladados desde los laboratorios a la cama del paciente. Y no olvidemos, por supuesto, que, como Asociación, tenemos mucho que decir sobre los aspectos positivos y negativos que posee nuestro sistema científico. ¡Tenemos todavía mucho trabajo por delante!

 

Por último, ¿el ministro Pedro Duque les ha transmitido algún mensaje de ánimo o de apoyo? ¿Sienten respaldo por parte de su Ministerio?

En absoluto. Creo que la comunidad científica está bastante abandonada por el Ministerio de Ciencia e Innovación. Seguimos con los mismos problemas que teníamos antes y, lamentablemente, muchas de sus acciones son meramente declarativas y con poca implementación práctica. En este sentido, seguimos esperando por una mejor financiación, el abandono del nuevo calendario irracional de proyectos de la Agencia Estatal de Investigación que está dejando cada año a 1/3 de los investigadores españoles sin financiación durante 8 meses, con retrasos de convocatorias y con muchos más problemas. Necesitamos un giro copernicano en la política de este Ministerio. El Ministro siempre tendrá a ASEICA a su lado para ayudarlo, si lo necesita, en implementar alguno de esos cambios en cuanto se decida a implementarlos.

 

Dr. Xosé R. Bustelo

Presidente ASEICA

Vicedirector, Centro de Investigación del Cáncer de Salamanca